ULTIMA LLAMADA
El problema viene cuando sientes el frío por dentro. La vida entonces pasa a contarse por minutos y no por años. No tienes muchas esperanzas de sobrevivir cuando te encuentras a cientos de kilómetros de cualquier ruta marítima y a más de mil del fuerte más cercano. Las esperanzas palidecen todavía más en tu cerebro cuando sabes que esas rutas marítimas se encuentran totalmente bloqueadas por el hielo y lo van a seguir estando durante al menos un par de meses más. - Nadie va a venir a salvarme, es aquí donde voy quedarme para siempre. Es aquí donde con suerte alguien tropezará con mis huesos pelados y dispersos y se preguntará como demonios llegué tan lejos. Nuestro cerebro es un testarudo Pepito grillo que se resiste a creer que somos capaces, muy capaces de morir. Los diez centímetros de nieve que llevo acumulada a mi espalda no parecen hacer mella en mi dura cabezota, tampoco parece que mis pies congelados manden ninguna señal entendible al conjunto de ...